viernes, 10 de junio de 2016

Un masaje en un día cualquiera

Por Cristobalina
Hoy, como un día cualquiera, he trabajado el masaje.
Hoy, como un día cualquiera, siento la necesidad de contaros mi experiencia vívida a través del con_tacto.
Hoy, como cualquier día,  hace  unos 20 años atrás, me adentré en el mundo del masaje; entonces no sabía a lo que iba en realidad. Lo que me venía era una profesión con la que hacerme un hueco en el mundo laboral, atrás quedaban otros proyectos más intelectuales y apostaba por una formación corporal-vivencial.

No ha sido fácil llegar a este “ darme cuenta”. Para qué, cómo, cuándo, dónde …cuál era la búsqueda?
 Diferentes técnicas, estilos orientales,  occidentales-europeos, masajes terapéuticos,  relajantes,  masajes en espacios cerrados, al aire libre, frente al mar…masajes en pareja…y un derroche de gente, de buena gente, de gente de pueblo, de gente urbana,  extranjeros,  amigos, que sin saberlo, como un día cualquiera, me confiaban su cuerpo para ser tratadas sus dolencias físicas o del alma, a la vez que yo curaba las mías propias.
 Pasó mucho tiempo, pasaron muchos días, hasta que descubrí la necesidad tan grande que tenía de verme, de reconocerme, de encontrarme a través del otro, como si éste fuera un espejo dónde poder reflejarme y dónde , como cualquier día, poder reconocer al ser que soy …hasta ese día no supe el regalo que la vida me ofrecía a través del encuentro con el otro, en un  reducido y a veces escondido espacio,  surgía el encuentro conmigo mism@. Una experiencia nutricial, y amorosa.
Traía este legado del linaje paterno, de las mujeres que me precedieron  en ese linaje,  ellas eran curanderas, sanaban con sus manos, con su intuición, con su sabiduría innata, y con su hambre , de saber, su hambre de saberse alimentada en lo orgánico , en lo físico, su hambre  buscavidas, su intuición estaba al servicio de su hambre por vivir, y como suele suceder ,en un día cualquiera, como preñada quedé de esa cultura, de esa fuerza, ante la que hoy me rindo y doy las gracias, como si hoy fuése cualquier día…
El masaje me ayudó a abrir los ojos, los ojos del alma, me ayudó a escuchar mi corazón, e ir estando cada vez más en la escucha del otro, me ayudó a ponerme en acción.
Hace unos años, recibía masajes cada semana… lo que aquello me despertó!!
 La curiosidad, el deseo, el dolor, la palabra sentida, la impaciencia,  la risa, la complicidad con la masajista, la escucha,  viajes a tierras lejanas… (sensaciones, emociones, olores, sonidos, tacto). El masaje  me daba  la riqueza de saberme cuidada, en buenas manos, acompañada  …sí amigos, sí, es un regalo, una ambrosía y un derecho que me brindo con todo el respeto hacia mí.
Cuidándome , puedo estar para ti.
Cuidándome te cuido.
Gracias a todas las personas que habéis pasado por mi vida, por mis manos, por mis salas, es un viaje sin retorno, al encuentro con uno, es un viaje que podría suceder cualquier día…

No hay comentarios:

Publicar un comentario