Por Jesús León,
Querida Conchita:
Ahí te mando algunos cuentos para que se los cuentes a tus nietos.
Nadie sabe cómo se han hecho los cuentos. Son muchos de ellos tan antiguos, que no se sabe el origen. Quizás empezaron por un sueño de alguien o por algo que ocurrió y
que se le fueron añadiendo cosas hasta que quedó completo y ya no se le
añadió nada más porque ya no le hacía falta. Nadie sabe de dónde han
salido ni cómo se han hecho; no los ha hecho nadie. Son como el puchero o
como el gazpacho que a lo largo de los tiempos se le han ido añadiendo
cosas hasta que ha llegado un momento en que la gente ha dicho: “Ya lo
tiene todo, hasta la hierbabuena. Al puchero ya no se le toca más”. Y
así quedó hasta nuestros días.
Los
cuentos, en realidad no son para los niños sino para nosotros, las
personas mayores. Parece que son cosa de niños, pero si te fijas bien
encierran mucha sabiduría. Los cuentos son como puentes que nos llevan a
comprendernos mejor a nosotros mismos y al mundo. Son como un espejo en
el que nos podemos mirar. El protagonista del cuento somos nosotros; la
bruja también está dentro de nosotros y el hada que nos ayuda a
resolver la situación somos nosotros mismos también. ¿Te acuerdas de
“momá” en el tiempo de la hambre cómo nos sacó a los nueve adelante?
¿Acaso no tenía una sabia, un ser superior en su interior, que le hacía
sacar comida no se sabe de dónde? ¿Cuántos cuentos no se podrían sacar de su vida y que nos podrían a nosotros servir de ejemplo ahora para resolver nuestra situación de crisis? “Érase una vez una madre que tenía siete hijos siempre
hambrientos. Un día se encontró, no se sabe cómo, con un hermoso pollo y
con él hizo siete comidas para su familia: con la cabeza, el pescuezo y
las patas hizo un puchero; con las tripas, la molleja, las puntas de
las alas y la sangre hizo patatas con carne; con las alas y el caparazón
hizo un arroz con pollo, etc., etc. Hasta del mojino y sus
alrededores era capaz de sacar un estofado nuestra madre. Muchos cuentos
han salido de los milagros que han hecho tantas madres a lo largo de la
historia.
Siempre
se han contado cuentos e historias que nos sacan del mundo en el que
vivimos y nos llevan a nosotros mismos. Es por eso por lo que los
cuentos siempre empiezan por: “Érase una vez hace mucho, mucho tiempo,
en un país muy lejano, allá por detrás de las montañas”. Esta es la
forma en que los cuentos nos llevan a un mundo desconocido y también
sorprendente; un mundo donde por muchas dificultades que haya siempre
son superadas por el muchachito con la ayuda de un viejo con barba
blanca que le indica el camino o de un pajarito que lo guía o de un
objeto que le da poder o de unas palabras mágicas. Al final se casan y
son felices; al final todo sale bien. Si no nos salen a nosotros bien
las cosas es que aún no hemos tomado contacto con el sabio que llevamos
dentro. Los cuentos nos pueden ayudar a encontrarlo.
Siempre he deseado, querida hermana Conchita, encontrar
lecturas que sirvieran para todo el mundo, para la gente sin una
formación especial, y que al mismo tiempo nos sirviera para vivir mejor.
Es en los cuentos donde he encontrado esta lectura. Cualquier mente
puede penetrar completamente en la esencia de los cuentos.
En
la portada de estos cuentos hay un dibujo muy bonito de un pintor ruso
al que yo admiro mucho, Kandinsky.

En él se ve una princesa debajo de un
árbol y que necesita ser rescatada. Esa princesa eres tú. También se
encuentra un dragón que tenía prisionera a esa princesa. Ese dragón
también está dentro de ti y representa aquello que te asfixia y no te
deja respirar y andar libre por la vida; son tus miedos, tus complejos,
tus represiones, etc. también tenemos en medio de la escena un precioso
caballero o caballera en un hermoso caballo blanco, con un escudo y una
espada. Ese decidido caballero eres tú también. ¿Qué armas debe llevar
un caballero para salir airoso en la lucha de la
vida? En estos cuentos encontrarás algunas indicaciones: la honestidad
de la muchachita en el primer cuento, la atención a lo que tenemos entre
manos como se ve en el de “Elsa la lista”. En
general, en cada uno se nos cuenta alguna cualidad que debe adornar este
caballero que somos nosotros mismos. ¿Nos veremos pronto?